Perdiendo la confianza: Caso Volkswagen
- Laura Casas
- 25 sept 2015
- 2 Min. de lectura
El pasado miércoles 23 de septiembre el presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, dimitió tras ver como su empresa era acusada por violar las normas de anticontaminación. A principios de semana, las acciones de la marca cayeron casi un 19%. El martes, el escándalo creció aún más al afirmar que el número de vehículos afectados en todo el mundo ascendía a 11 millones. Tan sólo un día después, Winterkorn cayó. Hoy esta empresa ha perdido la confianza de sus empleados, y de sus millones de consumidores que hasta la semana pasada conducían orgullosos algunos de sus coches.
No hay que olvidar que cuando hablamos de confianza también hablamos de reputación. Un estudio realizado por Reputation Institute desvela que existe una fuerte correlación entre la reputación y los comportamientos favorables que se tienen hacia una empresa. De esta manera, por cada 5 puntos que una empresa mejora su reputación incrementa en un 5.4% la intención de recomendarla, en un 5.9% la intención de comprar sus productos o hasta un 4.4% la intención de hacer un esfuerzo especial para comprarlos y animar a otros a que los compren.
Pero para Volkswagen todo va mucho más allá que el hecho de haber perdido 18 millones de euros. El escándalo ha afectado a la responsabilidad ética de su empresa. Según afirmó la marca, este tipo de comportamientos va totalmente en contra de sus valores, pero si es así ¿por qué se consintió? La única respuesta a la que se puede llegar es que vivimos en una sociedad enferma, en la que lo primordial es el dinero y el prosperar, por muy sucio que sea el camino. La carencia de principios llega a límites inimaginables. Y si nos damos cuenta, tampoco preocupa la contaminación, ni la posible repercusión en la mano de obra, ni la mentira, ni la falta de ética… ahora sólo importan los euros y la caída en Bolsa.
Para Edward Freeman, filósofo y experto en temas de comunicación empresarial, “la reputación es clave en este un nuevo discurso que está comenzando a emerger a partir de la crisis. Los intereses de los clientes, los empleados, los proveedores, los financiadores y los consumidores son, en buena medida, confluyentes. Todos estos grupos de interés y la reputación de la empresa son la parte integral del modelo de negocio”.
En la medida que las empresas vivan en cada momento su código ético, estarán dando un primer paso para convertirse en empresas con responsabilidad social corporativa. Es decir, empresas que asuman su obligación, que busquen maximizar sus efectos positivos sobre la sociedad y que luchen por minimizar lo negativo.
A pesar de todo, y aunque los cambios dentro de la gran marca ya estén siendo visibles, ya no servirán las escusas infantiles de “no volverá a ocurrir”. Volkswagen necesita comenzar a creerse su identidad y por supuesto serle fiel. Un largo sendero que la empresa alemana tendrá que recorrer para demostrar que se trata de una empresa líder pero al mismo tiempo ecológica y responsable.
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